Enfrentarse a alguien es algo retador y aún más si se trata de nuestro jefe, si necesitáramos hacerlo la ansiedad que genera esta situación podría hacer que nos bloqueáramos y no diéramos el paso.
Imaginemos que en una reunión de equipo nuestro jefe hiciera un comentario sobre nuestro trabajo que creyéramos perjudicial para nosotros y fuera de contexto. Nos iremos de la reunión pensando que eso es lo que piensa de nosotros.
A partir de ese momento en los encuentros que podamos tener con nuestro jefe estaremos muy sensibles a cuando no nos muestre amabilidad o simpatía y empezaremos a sospechar que podemos estar cerca de un despido, quizá intentaremos evitarle en espera de que si pasamos inadvertidos sus opiniones sobre nosotros vayan cayendo en el olvido.
Posiblemente empecemos a cultivar resentimiento y en cada interacción que tengamos con nuestro responsable nos sentiremos reafirmados de que está descontento con nosotros, de esta manera se retroalimentará nuestro descontento con esa persona.
En contraposición a esto tener una conversación que afronte el tema nos permitirá tener la oportunidad de ver que es lo que sucede en relación a nosotros y conocer la otra versión. Esto permitirá tener una base más sólida que la meramente especulativa para emprender las siguientes acciones que decidamos.
Aunque inicialmente esa reunión para confrontar la realidad nos de miedo tenemos que pensar que no realizarla nos dejará en un estado de duda continua que no mejorará nuestro bienestar pero si sí lo hacemos nos dará la posibilidad de despejar incógnitas y tener mejores elementos de juicio sobre la situación, necesariamente tener ese conocimiento es bueno con lo cual, objetivamente, lo mejor es afrontar esa conversación.
Para reducir la ansiedad de llegar a ese punto deberíamos de prepararnos aquí recomendamos estos tres pasos:
Identificar el asunto
Hay que nombrarlo claramente e ir al grano, tenemos que afrontarlo, respecto al ejemplo anterior sería decir que queremos hablar sobre el efecto que ha tenido en nosotros el comentario en la reunión. Sencillo, y directo
Buscar el momento
Probablemente nuestro jefe esté muy ocupado y lo que queremos es tener un diálogo real, no un hacer un par de frases en un momento improvisado en el cual su mente esté ocupada en otras cuestiones, por tanto lo mejor es programar una reunión para tratar el asunto.
Preparar la reunión
Debería de ser una conversación, por tanto un intercambio de pareceres, no un discurso unilateral con nuestro responsable escuchando pasivamente, necesitamos que aclare su posición por lo que preguntaremos directamente. Tratemos de averiguar antes cuales son las razones de la otra parte y si puede haber algo más y si es así imagine que podría hacer para solventar eso. Para prepararlo hagámonos preguntas incluyendo las que vayan en torno a cómo hemos contribuido nosotros al asunto. Tomemos notas.
Cuando finalmente nos reunamos todo esto nos ayudará cuando nuestro jefe comience a explicar su visión y también será útil de cara a determinar los pasos para la resolución del tema.
Estos simples pasos nos podrán ayudar en ese tipo de situaciones y démonos cuenta que se basan en que nosotros asumamos nuestra responsabilidad en el trabajo para afrontar cualquier tipo de situación.