Ante los logros que consiguen algunas personas en su vida ya sea de manera global o con éxitos en alguna actividad surge normalmente el análisis de cuáles son las bases personales que permiten que algunos individuos tengan una capacidad de crecimiento y superación singular y particularmente se ha tratado de conectar esto con cómo se pueden dar herramientas para educar mejor a los niños para que consigan desenvolverse mejor en la vida.
Desde luego no hay una única receta y normalmente serán positivos los métodos que giren en torno a proporcionar un equilibrio a los niños en lo mental, emocional y corporal. En España las iniciativas de ese tipo integradas en la metodología de la escuela son casos muy excepcionales mientras que como actividades extraescolares sí que han surgido iniciativas de éxito innovando con ese enfoque como pueda ser el caso de Nenoos.
En todo caso suele haber consenso sobre una característica de gran ayuda para conseguir nuestros propósitos vitales : la resiliencia. Ante las contrariedades y problemas que puedan aparecer las personas resilientes no se victimizan, al contrario saben que tiene el control de su vida y actúan en consecuencia, ya sea para reaccionar y enderezar una situación o donde no se pueda, para asumir un fracaso y aprender sobre ello.
Veamos algunos consejos para fomentar la resiliencia en nuestros hijos:
1. Hay que propiciar que encuentran sus propias soluciones. Se puede hacer en sucesos tan cotidianos como cuando dos hermanos no se ponen de acuerdo sobre qué jugar, sobre cuando sólo queda un yogur de aquel que tanto les gusta los dos y ambos lo reclaman o sobre quien se sentará al lado de papá o de mamá en un restaurante. No nos inmiscuyamos hasta solucionarlo del todo, podemos indicar que tienen varias tácticas, que pueden negociar, tomar turnos, hacer algo a cambio de otra cosa. Si consiguen solucionarlo se lo reconoceremos. Esta práctica realizada diariamente hará que los niños vayan creciendo desarrollando la capacidad de buscar soluciones potenciales a las situaciones que requieren decisiones y sin duda será una habilidad muy útil.
2. No eliminemos todos los riesgos. Es importante encontrar medios para que los niños exploren y aprendan sus propios límites. Por ejemplo si normalmente ayudamos a nuestros hijos a proporcionales objetos o alimentos que ellos no pueden alcanzar, hagámoslos algo más accesibles a su alcance físico para que puedan tomarlos por ellos mismos. Si tienen alguna dificultad por ejemplo, por estar en un espacio alto veamos con ellos como llegar y comentemos las posibilidades así como los riesgos que puedan haber, y a partir de ahí en las siguientes ocasiones que actúen ellos.
3. Permitamos que se equivoquen. En la multitud de decisiones, acciones, iniciativas de todo tipo que realizamos en nuestra vida el fracaso aparecerá en algunas de ellas, en las que realicen nuestros hijos también ocurrirá y deberán aprender de esos errores para hacerlo mejor la próxima vez. Dejemos a nuestro hijo que experimente las consecuencias de sus actos para ayudarles a tomar mejores decisiones en el futuro. Desde una perspectiva constructiva preguntaremos cuáles son sus conclusiones.
4. Busquemos para ellos actividades en las que les ayuden a un desarrollo integral de su personalidad, muy enfocados a trabajos en grupo que refuercen su creatividad, su actitud colaborativa, la experimentación, la capacidad mental, y la empatía hacia los demás.
5. Hay que ayudar a que se sientan capaces. Tendremos que instruirles en pequeñas situaciones , sociales por ejemplo, como presentarse o saludar cuando nos encontramos con personas por primera vez. O permitiéndoles dentro de lo que podamos que se responsabilicen de tareas o por ejemplo de realizar parte de nuestra compra.
6. Conexión con una variedad de roles positivos. Cuantas más referencias y conexiones sociales positivas tenga un niño más posibilidades tendrá de ser resiliente. Esos modelos pueden ser una red de familiares, profesores, o amigos. Potenciemos esos roles cercanos destacando sus aspectos de superación y de crear situaciones positivas. Así pueden ir aprendiendo a construir relaciones valiosas con personas de confianza. Vale más la pena potenciar esas referencias cercanas y cotidianas que buscar modelos en figuras totalmente externas como deportivas o de pertenecientes a diversos «star systems»